El pasado fin de semana se celebró una multitudinaria manifestación en defensa de la supervivencia de la agricultura en nuestro país. Los agricultores y las diversas organizaciones que los representan reivindicaron su derecho a existir como un sector cuya actividad es fundamental y estratégica para cualquier país.
En los últimos años, cientos de miles de hectareas de alto valor agrícola se han perdido de forma irreversible para pasar a engrosar la superfície cultivada de pilares y ladrillos.
El abandono de la agricultura tiene unas consecuencias nefastas:
- Despoblación de las zonas rurales y deterioro de sus infraestructura, con el consiguiente problema de vertebración territorial y colapso de servicios básicos en las grandes bolsas poblacionales de las ciudades.
- Dependencia de los productos agrícolas procedentes de la exportación, sujetos a las variaciones de los precios del petróleo, del abuso de los intermediarios y de las grandes multinacionales del trasporte y comercialización de productos, con capacidad sobrada para influir en las políticas agricolas y en los precios.
-Pérdidas de la calidad de los productos a consecuencia de las condiciones especificas de recoleccion y produccion para su posterior trasporte a largas distancias.
-Gravísimos impactos ambientales como consecuencia de los costes energéticos y de los métodos de produccion intensiva en países con escasos controles fitosanitarios y ambientales.
- Destrucción de empleo directo e indirecto en nuestro territorio.
En definitiva, la destrucción del sector agrícola tiene como consecuencias fundamentales, la pérdida de autonomía alimentaria de nuestra sociedad, el encarecimiento de los precios a largo plazo, y un gran incremento de los costes ambientales y sociales de los productos agrícolas.
Esta vulnerabilidad sobre la capacidad alimentaria de una sociedad, nos hace estar a merced de las guerras económicas y los equilibrios politicos que se dan a nivel de las altas esferas mundiales, en las cuales, no priman nunca los intereses fundamentales del ser humano si no, los intereses particulares de ciertos lobbys, holdongs y otros entes abstractos impersonales y deshumanizados que no entienden que la nutricion es una funcion vital del ser humano, y por lo tanto, un derecho fundamental con el que no se debe comerciar ni negociar.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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