lunes, 23 de noviembre de 2009

LA DESTRUCCION DEL SECTOR AGRARIO

El pasado fin de semana se celebró una multitudinaria manifestación en defensa de la supervivencia de la agricultura en nuestro país. Los agricultores y las diversas organizaciones que los representan reivindicaron su derecho a existir como un sector cuya actividad es fundamental y estratégica para cualquier país.

En los últimos años, cientos de miles de hectareas de alto valor agrícola se han perdido de forma irreversible para pasar a engrosar la superfície cultivada de pilares y ladrillos.

El abandono de la agricultura tiene unas consecuencias nefastas:

- Despoblación de las zonas rurales y deterioro de sus infraestructura, con el consiguiente problema de vertebración territorial y colapso de servicios básicos en las grandes bolsas poblacionales de las ciudades.

- Dependencia de los productos agrícolas procedentes de la exportación, sujetos a las variaciones de los precios del petróleo, del abuso de los intermediarios y de las grandes multinacionales del trasporte y comercialización de productos, con capacidad sobrada para influir en las políticas agricolas y en los precios.

-Pérdidas de la calidad de los productos a consecuencia de las condiciones especificas de recoleccion y produccion para su posterior trasporte a largas distancias.

-Gravísimos impactos ambientales como consecuencia de los costes energéticos y de los métodos de produccion intensiva en países con escasos controles fitosanitarios y ambientales.

- Destrucción de empleo directo e indirecto en nuestro territorio.


En definitiva, la destrucción del sector agrícola tiene como consecuencias fundamentales, la pérdida de autonomía alimentaria de nuestra sociedad, el encarecimiento de los precios a largo plazo, y un gran incremento de los costes ambientales y sociales de los productos agrícolas.

Esta vulnerabilidad sobre la capacidad alimentaria de una sociedad, nos hace estar a merced de las guerras económicas y los equilibrios politicos que se dan a nivel de las altas esferas mundiales, en las cuales, no priman nunca los intereses fundamentales del ser humano si no, los intereses particulares de ciertos lobbys, holdongs y otros entes abstractos impersonales y deshumanizados que no entienden que la nutricion es una funcion vital del ser humano, y por lo tanto, un derecho fundamental con el que no se debe comerciar ni negociar.