En las últimas semanas se han extendido las noticias sobre la presencia de mosquitos en diferentes puntos del litoral de Valencia, Alicante y Murcia, que están provocando numerosas y doloroas picaduras que en algunos casos producen reacciones alérgicas importantes.
La presencia de mosquitos en el mes de Octubre no es habitual pero en veranos largos y calurosos como el acontecido en 2009, se puede producir sin mayor incidencia. Así mismo, también es normal que en ciertas personas se produzcan reacciones anafilácticas como consecuencia de las picaduras.
Ahora bien, existen diferentes factores que nos hacen pensar que paulatinamente, la incidencia de este tipo de plagas se acentuará tanto en intensidad como en su persistencia temporal, fundamentalmente como consecuencia del aumento global de temperaturas.
Nos encontramos en una zona límite para el desarrollo de numerosas poblaciones de mosquitos y otros insectos propios de regiones subtropicales. Así, algunos de estos insectos procedentes de África o Asia, penetran en nuestras costas, colonizando diferentes humedales y redes de regadío. Una vez establecidos en nuestro litoral, hasta hace unas décadas, a penas podían sobrevivir unas pocas semanas o meses ya que las condiciones de temperatura y humedad desfavorables para su proliferación, constituían una barrera natural.
La subida progresiva de temperaturas en las últimas décadas, están acercándonos rápidamente a unas condiciones de desarrollo óptimas para muchos de estos insectos que están muy próximos ( si no lo han alcanzado ya) a un punto de aclimatación.
La presencia de nuevas variedades de mosquitos, muchas de ellas más agresivas y transmisoras potenciales de enfermedades, nos hacen pensar en una gravamiento de estas situaciones como la planteada en el litoral Valenciano en la actualidad. Además, las alergias son mas frecuentes al entrar el organismo en contacto con especies foráneas que con las autóctonas.
Cabe destacar que el uso masivo de insecticidas no selectivos en agricultura, y la destrucción o alteración de numerosos ecosistemas ha producido un desequilibrio en las diferentes poblaciones de insectos, y ha mermado la actividad de los depredadores naturales de los mosquitos permitiendo su desarrollo de forma más explosiva
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